El dragón de Komodo es el lagarto más grande del mundo y uno de los animales más misteriosos. Quizás por su nombre, su aspecto prehistórico, o su fama de asesino, su imagen intimida al verlo. Y es válido, porque su comportamiento tampoco es muy común. Este animal proveniente de Indonesia, mata a sus víctimas a través de veneno.
Antiguamente, se pensaba que los Komodo mataban a sus
presas con una bacteria en la boca, sin embargo estudios recientes llevados
adelante por Bryan Fry han encontrado que los dientes afilados suministran
veneno a las víctimas. Aunque logre escapar al ataque, el Komodo rastrea a la
víctima y cuando la encuentra, ésta ya murió por el efecto del veneno.
Cuando un animal es mordido por el dragón de Komodo su
presión arterial se reduce y se acelera la pérdida de sangre, quedando en
shock. Cuando esto pasa, la víctima no se encuentra en posición como para
pelear por su vida y pierde la batalla. El veneno del Komodo es tan fuerte como
el de la serpiente más venenosa del mundo, la Taipán, que vive en Australia.
El veneno se suministra de una manera muy interesante, a
través de conductos. Las serpientes tiene un solo conducto por donde se
transmite el veneno hacia los colmillos. Sin embargo los Komodo tienen varios
conductos que están situados entre los dientes. Esto significa que la mordida
no es tan eficiente como la de las serpientes, que lo hacen con un solo
movimiento, sino que el dragón debe mantener la mordida y realizar movimientos
mientras está luchando, para que el veneno cause efecto.
Lo que hace que el dragón de Komodo sea tan mortal no es
su veneno por sí solo, sino que las heridas ocasionadas juegan un rol
importante. Se ha encontrado que su pariente prehistórico, el Megalania, usaba
un tipo similar de conductos para transmitir el veneno. Este ejemplar vivió
hace 40 mil años en Australia y medía cuatro metros, lo que podría convertirlo
en el animal venenoso más grande que existió.
Aunque la información es novedosa en cuanto a las
hipótesis anteriores, es sabido que muchas especies de lagartos son venenosas,
como por ejemplo las iguanas. Fry ha encontrado que más de 5 mil especies de
lagartos usan veneno.
Aunque puede correr por un período corto de tiempo, su
método no se basa en el movimiento, sino en esperar la presa hasta que llegue.
Cuando un animal de buen tamaño se acerca, usa su poder y mordida para
mantenerlo en el lugar.
La visión también juega un rol importante, dado que pueden
ver objetos acercándose a más de 300 metros . Ven mejor cuando la víctima está en
movimiento que cuando está quieta. Sin embargo, el sentido más utilizado es el
olfato, el cual utiliza de la misma manera que las serpientes: con la lengua.
La lengua capta muestras del aire que son analizadas cuando se pone en contacto
con los órganos de Jacobson, que reconoce las moléculas de los animales
que se encuentran cerca.
Cuando encuentra una víctima, ataca primero a las patas, a
menos que sea pequeña, entonces va directo al cuello donde el veneno juega su
papel. Cuando dos dragones de
Komodo se pelean entre
ellos, el veneno no los afecta. Esto ha llevado a los
científicos a buscar el antídoto que llevan en la sangre por el cual son
incapaces de morir por su propio veneno.
Todavía muchos aspectos del comportamiento del dragón de
Komodo que
develar. Su especificidad geográfica limita el estudio de ellos, dado que no
hay tantos especímenes como para hacer una investigación amplia. Actualmente
hay algunos dragones de Komodo en
zoológicos, pero no son muy comunes.
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